Le gustaba cuidar de su jardín, un terreno amplio que rodeaba la casa familiar
Árboles frutales, también unos pinos gemelos altísimos que plantó el año que nació mi madre 1922 y una magnolia inundando de luz el jardín en las primaveras.
Los pinos cumplieron 101 años aún se mantenían erguidos y orgullosos, aunque eran fantasmas. A falta de tierra sus troncos puro nervio, su temeraria altura sobrepasaba el tejado y los días de viento se mecían peligrosamente crujiendo de tristeza.El 19 de julio del 2023, un huracán arrancó de cuajo los dos pinos.
Un pequeño cuadro que no está entre nosotros, con la figura de Julio encorvado en el jardín trabajando la tierra donde hierbas altas y caos de flores silvestres rodean su cuerpo fue la interpretación de mi madre a esta fotografía rescatada y que ahora me invita a interpretarle junto a la magnolia.