Difícil expresar con palabras las sensaciones que únicamente se perciben con los sentidos y que la memoria conserva en su más profundo rincón, solo accesible al recuerdo cuando el corazon decide abrir la puerta. Silencios largos, respiración sosegada,algunos suspiros que nada malo presagiaban esta era la atmósfera tranquila y concentrada en la que trabajaba mi madre, en la que el pensamiento interno fluía en el ir y venir del pincel sobre un lienzo en el que empezaba a vivir una historia, un cuento, un recuerdo, o el reflejo de un retrato que transmite el momento psicológico de la persona mucho más fehacientemente que sus rasgos físicos.
Espátula en mano, impregna el lienzo de capas cremosas de pintura, de colores limpios que como un juego caprichoso mezcla jugueteando con las múltiples combinaciones de tonos y formas hasta quedar satisfecha de su resultado.
Horas y horas rascando esas capas ya secas con cuchillas de afeitar que siempre robaba a mi padre para lograr la textura y transparencia que de manera obsesiva quería alcanzar . Olores entremezclados taller de un pintor bohemio, vinagretas en la cocina que supuestamente eran para aliñar la ensalada del almuerzo y que muy a menudo registran un toque de trementina que sin protestar todos asumimos durante la comida.
Pinceles , botes de cristal de los yogures, espátulas y paletas secas esperando en el fregadero a un voluntario que lo limpie, un trabajo que a menudo me asignan y que hago a regañadientes.
Tardes siempre acompañadas del silencio de una pintora absorta en la imagen que quiere inventar, a veces encontrar y a menudo borrar del lienzo.Siempre insatisfecha de los resultados siempre corrigiendo hasta agotar sus ojos.
He tenido la fortuna de ser testigo de los silencios de mi madre, de escuchar sus ideas, las críticas y autocríticas del trabajo de una artista. De poder conocerla como una creadora capaz de plasmar sus sueños, imágenes de su historia personal de las huellas que le dejó la vida, de su estado de ánimo, de sus alegrías, melancolías y tristezas.
La vida de un ser humano increible, unico que me ha obsequiado con un legado rico en sentimientos y colores, aunque imposible proseguir, si puedo disfrutar y conservar en mi corazón.
Los recuerdos son como sueños que nos acompañan fielmente toda la vida . Nos llevan a muchos pequeños momentos, únicos y verdaderamente importantes, de los que se componen la vida. Que pena que cuando los vivimos no nos demos cuenta de su importancia y grandeza.Quizás sea el tiempo , perdón la muerte la que los evoca y los sitúa en su justo lugar.
Madre, palabra pronunciada tantas veces con tanta facilidad, que difícil tarea sin embargo cuando hay que escribir sobre ella.
El gran privilegio del pintor es que nos habla a través de sus colores , nos revela casi todo a los que disfrutamos mirando su obra y a la vez se guarda mucho en lo más profundo de su alma.Mi madre era artista y pintora.
Su mundo estaba fuera del mundo que llamamos real.A menudo por encima de este mundo pero otras ahogándose y sin fuerzas para compartir lo cotidiano.
Sus cuadros son color,almas felices y tristes , paisajes de colores vivos o perdidos en una tristeza de grises.
Creo que tuve el privilegio de haberla conocido ,incluso me atrevo a pensar que llegue a compenetrarme con su mundo.
Escondía sus sentimientos en una caja que ella misma desconocía la llave que permitiese abrirlo.Estética siempre unido a la ética, desprecio de lo superfluo, adoración por lo bueno e inocente.
Algunos la recordaran como una santa, otros como una persona difícil y egocéntrica.
En mi memoria, una mujer muy bella y elegante, escondida en un mundo mejor y más justo que el nuestro, cercana a los vulnerables.
La sigo viendo delante de su lienzo, fabricando sus colores , buscando ese tono que aún no existe.
Sin talento para el arte, pero muy orgulloso de haber heredado ese impulso por buscar ese sueño tal vez inexistente.
Tenía ¿cuatro o seis años?no lo recuerdo bien.Lo que quedó grabado en mi memoria es que me gustaba estar cerca de ella , fisgar sus cajones, oler su perfume y jugar con sus espátulas, pinturas y pinceles.
Que nadie se imagine, mi actitud no prometía futuras habilidades artísticas.Mis inquietudes de niña mala y traviesa no buscaban colorear hojas en blanco a pesar de sus intentos vanos.Me fascinaban los utensilios para manchar paredes, pintarme el vestido o mi cara, acabando castigada y desterrada de su habitación.
De niña fui rebelde, pero ella logró pintar este retrato de aparente niña tranquila, con unos coloretes encendidos que sospecho fueron mi aportación .Este retrato preside la cabecera de mi cama para recordar la niña que fui, y como decía Elías Canetti, porque todas las cosas que uno olvida gritan pidiendo ayuda en sueños.
Me acuerdo siendo todavía niña de las tardes silenciosas en las que lo único que podía escucharse era el roce-que llegaba del salón- del pincel sobre el lienzo.Entonces intentando pasar desapercibida a hurtadillas entraba y me quedaba en un sillón detrás de ella para así poder entrar en su mundo de colores, de misterio y de cuentos. Me quedaba mirando en el lienzo la mancha oscura que por milagro lentamente se convertía en flores extrañas y en donde el azul profundo del mar se convertía en un campo verde en el que había niños jugando. Siempre era un misterio para mi nunca adivinaba con exactitud lo que iba a ocurrir en cada nueva historia de colores.Ella tampoco lo sabia, me decía " no puede saberse, hay que entrar en el mundo del arcoiris y ver que podemos encontrar escondido detrás de sus colores"
No me trataba como una niña, y eso me gustaba.Me trataba como una amiga a la que permitía asomarse a un mundo diferente, el suyo.
Siempre la llame por su nombre quizás porque no era una abuela típica pero también porque me parecía que Ljubica describe muy bien su carácter artístico. Era una mujer clásica como las damas de las películas antiguas.
La recuerdo por tres cosas, su elegancia , su delicadeza y por el color azul claro.
La asocio con ese color por su elegancia, por la manera que se ataba el pañuelo a la cabeza, las camisas azul claro que solía vestir y sus delicados movimientos con el pincel plácidos como el color del cielo. He aprendido mucho de ella, aunque de su arte no me queda demasiado si de otras cosas, la sabiduría de tener paciencia en los momentos difíciles.Una de sus frases favoritas era " hay que aguantar"Con esta actitud enseñaba que hay que tener esperanza en tiempos mejores que llegarán como el cielo azul después de la tormenta.
Siempre recordamos aquellos momentos que pensamos nos hicieron madurar.Conservo un recuerdo de una tarde de domingo familiar, en la que debatíamos cualquier tema, y quedó grabado en mi memoria las palabras de Ljubica después de mi monólogo " cuando tengas mi edad entenderás mi pensamiento"
Mi batalla con Ljubica duró mucho tiempo, debido a que las dos éramos muy testarudas y nos costaba comunicarnos emocionalmente.Esa comunicación la eche de menos , pensaba que las emociones y relaciones con las personas queridas tienen que ser algo que sentimos permanentemente y no entendí que pueden darse distintas relaciones y la sinceridad no se mide por la intensidad de la emocio. Todo lo entendí más tarde, a medida que crecia .Nos acercamos a traves de su arte.Me asombraba de su modo de trabajar, en su mundo de fantasía no existía un orden, un control, presion ni contencion.Su arte descubria la libertad, la felicidad y la emoción que yo antes era incapaz de sentir .Hoy comprendo su frase.
Era un olor inconfundible que impregnaba cada rincón de aquella fría casa. Ella con su mejor vestido y su mayor tesoro.En bata blanco sujetando en una mano su paleta de infinitos colores y en la otra el pincel con el que apuntaba fijamente al lienzo que aun sin vida se encontraba a escasos centímetros.Lo miraba con tanta intensidad que parecía estar escuchándolo mientras el le susurraba secretos que tan solo ella podía descifrar. Poseia un don, la imaginacion.La capacidad de ver un mundo paralelo lejano y gobernado por la irrealidad sin duda tan perfecto que conseguía seducirla la mayor parte del tiempo alejándose del llano y deforme mundo terrenal
Su nombre era Violeta, y sus manos eran su vida, con ellas creaba sus numerosos cuadros impregnados de bella pintura.Por mis recuerdos se que no era una pintora cualquiera sino que cada cuadro lo sentía y los colores que ponía en ellos eran como las bellas notas de una canción que transmitía lo que ella quería.Era una persona tan bella que hasta sin querer hacia sonreir a la gente y eso unido al arte la convertía en una persona única.
Escasos tres años cumplía cuando te fuiste, impotencia por no recordarte aunque sí conservo una imagen nítida de un pincel agarrado junto a tu mano mojado en pintura y el impulso de estamparlo en tu cuadro, sin importar que esos trazos ensuciaran tu paisaje.Coautora de tu pintura hoy en día sonrío cuando miro tus cuadros en busca de mi garabato .
Siempre la admire por sus cualidades , su sencillez su elegancia y su sabiduría.Ellas me hicieron convertirme en amiga suya, una amiga para toda la vida .Viajamos juntas a México para que conociera ese país que a mi tanto me gusta , recuerdo entre muchas anécdotas que en Acapulco la confundieron con Elizabeth Taylor.Tambien visite Croacia, ocasión para conocer su tierra y su ciudad natal Zagreb. Nunca tuvimos reyerta alguna en esos viajes .Su mundo era el mundo del arte.Solíamos ir a muchas exposiciones y me llamaba la atención que jamás la escuché criticar a otro artista, pues siempre encontraba algo positivo en la obra de los demás .
La primera vez que la vi estaba en la cocina de su casa con un turbante en la cabeza y una cuchara en la mano.La imagen que ella reflejaba en sus cuadros era la de esa naturalidad y distinción.Era tan grande su categoría que podía permitirse hacer lo que quisiera .
¿cómo resumir lo que fue lo que es, pues la memoria no olvida -la esencia de aquella mujer-niña, mujer esplendorosa en su belleza, mujer que se diluía en los matices de un perfume exquisito?
Tanto es así que el espacio en el que vivió muy cerca de mi casa ha quedado para siempre impregnado de aquella esencia y en las repetidas ocasiones que tengo que pasar por allí el dolor de su ausencia se me hace presente.
La veo entre el salón y el jardín, con el pincel en la mano consultándome si en algún lugar del cuadro debería añadir algo que a ella le parecía imprescindible.
La pintura formaba parte esencial de su vida , con ella plasmaba en capas las profundidades de su subconsciente.Vivía para pintar y sumergirse en la búsqueda de ella misma en el misterio insondable de la vida y en la dificultad de expresarlo y por ello cada cuadro la convertía en un monje en la soledad meditativa de su celda.
Pasé con ella muchas deliciosas tardes en su jardín bajo el mismo árbol en el que nos cobijamos del ardoroso calor del verano madrileño.No puedo recordar ahora qué temas ocupaba nuestra conversación pues la fuerza de su presencia lo llenaba todo.Cuando se inicio en mi vida un cambio para dedicarme a la enseñanza del yoga ella fue fielmente participativa asistiendo a cada cambio de lugar donde me veía obligada a dar mis clases y su participación fue un empuje una manera de ser asistida en el entusiasmo que me embargaba y me sigue embargando por algo que desde aquel momento ha sido el sostén y la fuerza para sobrevivir al cuestionario de la vida.
Murió rodeada de belleza y de amor en su habitación se densificó la exquisitez con la que siempre vivió y es por ello que su espíritu es hoy la flor que adorna el espacio en el que parte de su vida transcurrió.
Ljubica querida amiga tu espíritu de belleza sigue con nosotros e igual que el perfume es dificil -es imposible-describirlo asi de dificil e imposible es describirte pero no recordarte.